jueves, 9 de diciembre de 2010
miércoles, 1 de diciembre de 2010
miércoles, 10 de noviembre de 2010
sábado, 23 de octubre de 2010
Aprender
Aprender.
Aprender a escribir.
Aprender a escribir ahora.
Aprender a escribir de nuevo.
Aprender a escribir «amor»,
pero sin que parezca amor.
Aprender a escribir amor
como si fuera mesa
o silla
o algo parecido.
Aprender a escribir
sin artificios,
sin sentimentalismo,
sin amor.
Aprender a escribir.
Aprender a escribir ahora.
Aprender a escribir de nuevo.
Aprender a escribir «amor»,
pero sin que parezca amor.
Aprender a escribir amor
como si fuera mesa
o silla
o algo parecido.
Aprender a escribir
sin artificios,
sin sentimentalismo,
sin amor.
viernes, 15 de octubre de 2010
Profecía
Unos amigos míos acaban de tener una niña. Dentro de quince años, se romperá nuestra amistad.
lunes, 11 de octubre de 2010
miércoles, 6 de octubre de 2010
perderte
y perderte a todas horas
como quien pierde el autobús
y perderte a todas horas
como quien se deja la cartera en un bar
y perderte a todas horas
como quien pierde la vida
como quien pierde el autobús
y perderte a todas horas
como quien se deja la cartera en un bar
y perderte a todas horas
como quien pierde la vida
sábado, 18 de septiembre de 2010
La creación poética
—Estoy conduciendo mucho ahora.
—Eso está bien. Escribiré un poemario sobre circulación vial.
—Muy bien, así me gusta.
—Se llamará Rotondas. «Tus ojos son rotondas donde siempre me pierdo». O algo así.
—Mi tío tiene un libro que se llama Trenes, aviones y otros medios de transporte.
—«Tus piernas son pasos a nivel siempre cerrados».
—Hum, no sé, no sé.
—Eso está bien. Escribiré un poemario sobre circulación vial.
—Muy bien, así me gusta.
—Se llamará Rotondas. «Tus ojos son rotondas donde siempre me pierdo». O algo así.
—Mi tío tiene un libro que se llama Trenes, aviones y otros medios de transporte.
—«Tus piernas son pasos a nivel siempre cerrados».
—Hum, no sé, no sé.
martes, 3 de agosto de 2010
About a girl
Lo cómico del asunto es que ni siquiera le importé lo suficiente como para que me rompiera el corazón. Me lo tuve que romper yo solito.
jueves, 22 de julio de 2010
jueves, 1 de julio de 2010
martes, 1 de junio de 2010
Un gran salto adelante
Saltó de un décimo piso, un salto de una belleza insuperable. El cuerpo tendido en el suelo no era tan bello, pero la gente se arremolinaba alrededor como si fuera un espectáculo agradable. Una señora gritó de pronto: apártense, apártense, ¿no ven que no dejan al muerto respirar?
jueves, 13 de mayo de 2010
Nuestro gran líder
Nuestro gran líder, loor a su persona inmortal, nació en una familia humilde, pero que ya nunca careció de nada, pues nuestro gran líder se encargó de proveer. Nuestro gran líder aprendió a hablar al mes de nacer y a los dos meses lucía ya su insigne bigote, gloria de la patria, que a tantas victorias nos ha dirigido. Con cinco años, nuestro gran líder comandaba las primeras revoluciones que nos liberaron de yugos externos e internos. Nuestro gran líder hace que las cosechas crezcan gracias a la luz de sus ojos en nuestros campos. Nuestro gran líder mide tres metros, detalle que se aprecia mejor en fotos y cuadros que en público. Nuestro gran líder murió hace veinte años, pero sigue dirigiendo la nación con su firmeza característica.
martes, 4 de mayo de 2010
Y la invité a una copa de vino
Y la invité a una copa de vino. Porque era el adiós y me pareció una forma elegante de llevar a cabo la despedida. Sentados en el sofá, escuchando música romántica (Serge Gainsbourg, nuestro cantante favorito). Ella llevaba un vestido negro y un sombrero. Yo una camiseta y vaqueros. Qué bonita es esta canción, dijo ella. Sí, suspiré yo, que sabía que era la última vez que la escucharíamos juntos. ¿Qué te parece el vino?, le pregunté acto seguido. Está bueno, contestó ella. Yo asentí, por hacer algo, tampoco se me ocurría nada excesivamente inteligente en un momento como aquel. Luego Matilde se levantó y empezó a mirar mis libros. Tanto que vivir y tú lo dedicas a leer, dijo. Yo guardé silencio, pues tenía razón y al mismo tiempo estaba en total desacuerdo con ella. Tanto que leer y tan poca vida, me daban ganas de decirle.
Me fijé en sus caderas, que se balanceaban como si pretendieran hipnotizarme. Qué bonita es, pero ya no es mía, me dije. Clavé entonces la vista en el vino y durante un momento me pareció que sería agradable ahogarse en el fondo de una copa. ¿En qué piensas?, preguntó Matilde de pronto. En ti, estuve tentado de decir, pero me mordí la lengua y contesté: en nada. ¿En nada?, insistió ella. En todo, repuse. Ella se rió con esa forma tan encantadora de hacerlo y dijo: siempre igual. Sí, supongo, contesté yo.
Volvió a sentarse a mi lado, con su copa a medio terminar en la mano. ¿Estás triste?, me preguntó. No, es el vino, mentí yo. Ella se encogió de hombros y dio otro sorbo a su copa. Sí, estoy triste, rectifiqué. No es el final, podemos llamarnos de vez en cuando, susurró ella mientras depositaba su mano en mi rodilla. Tú siempre tan trágico, añadió con ternura. Yo sonreí como pude, bebí algo más y sentí que se me formaba un «quédate» en la lengua. Lo acallé con algo más de vino.
Bueno, se hace tarde, será mejor que me marche ya, dijo apurando su copa y levantándose del sofá. Yo me quedé mirando sus piernas. Las medias negras. El largo de su vestido. El roce de los muslos bajo él. Quizá fue el vino, quizá fue la angustia, pero me incorporé y con decisión la atraje hacia mí. No hubo resistencia por su parte; enseguida nos estábamos besando con urgencia.
Puedo marcharme mañana, jadeó mientras nos quitábamos la ropa mutuamente.
Me fijé en sus caderas, que se balanceaban como si pretendieran hipnotizarme. Qué bonita es, pero ya no es mía, me dije. Clavé entonces la vista en el vino y durante un momento me pareció que sería agradable ahogarse en el fondo de una copa. ¿En qué piensas?, preguntó Matilde de pronto. En ti, estuve tentado de decir, pero me mordí la lengua y contesté: en nada. ¿En nada?, insistió ella. En todo, repuse. Ella se rió con esa forma tan encantadora de hacerlo y dijo: siempre igual. Sí, supongo, contesté yo.
Volvió a sentarse a mi lado, con su copa a medio terminar en la mano. ¿Estás triste?, me preguntó. No, es el vino, mentí yo. Ella se encogió de hombros y dio otro sorbo a su copa. Sí, estoy triste, rectifiqué. No es el final, podemos llamarnos de vez en cuando, susurró ella mientras depositaba su mano en mi rodilla. Tú siempre tan trágico, añadió con ternura. Yo sonreí como pude, bebí algo más y sentí que se me formaba un «quédate» en la lengua. Lo acallé con algo más de vino.
Bueno, se hace tarde, será mejor que me marche ya, dijo apurando su copa y levantándose del sofá. Yo me quedé mirando sus piernas. Las medias negras. El largo de su vestido. El roce de los muslos bajo él. Quizá fue el vino, quizá fue la angustia, pero me incorporé y con decisión la atraje hacia mí. No hubo resistencia por su parte; enseguida nos estábamos besando con urgencia.
Puedo marcharme mañana, jadeó mientras nos quitábamos la ropa mutuamente.
sábado, 17 de abril de 2010
sábado, 27 de marzo de 2010
martes, 16 de marzo de 2010
Los sarcasmos cotidianos
—Una idea me ronda la cabeza, como un planeta orbitando alrededor del sol o, mejor, como una polilla en torno a la llama de una vela.
—No eres tan brillante.
—No eres tan brillante.
domingo, 14 de marzo de 2010
Presentaciones
—Te presento a mi difunta mujer.
—Enchanté. No sabía que tu mujer era tan guapa.
—Y a pesar de estar muerta.
—Enchanté. No sabía que tu mujer era tan guapa.
—Y a pesar de estar muerta.
lunes, 1 de marzo de 2010
domingo, 21 de febrero de 2010
Gabriel Celaya estaba equivocado
La poesía es un arma cargada de pasado. Una que dispara siempre donde más duele y que a veces te estalla en las manos.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Las bajas pasiones
Uno es rehén de las pasiones, afirma una señora en la frutería. El frutero, que podría ser bielorruso pero no lo es porque no nació en ese país, responde que eso está muy bien, pero que si quiere manzanas o peras. Entonces una señora que se parece a Ana Botella dice que las peras han de estar con las peras y las manzanas con las manzanas. ¿Y la macedonia de frutas?, intervengo yo. Y me dicen que esos mestizajes son cosas del diablo, que nos tienta con combinaciones de sabores del todo pecaminosas.
lunes, 8 de febrero de 2010
Problemas médicos
—Doctor, no me encuentro bien.
—Pues búsquese mejor.
—Lo que quiero decir es que estoy malo.
—Cocínese mejor.
—Joder, doctor, que estoy enfermo.
—Ya me he dado cuenta: le cuesta expresarse con claridad.
—Pues búsquese mejor.
—Lo que quiero decir es que estoy malo.
—Cocínese mejor.
—Joder, doctor, que estoy enfermo.
—Ya me he dado cuenta: le cuesta expresarse con claridad.
domingo, 7 de febrero de 2010
Teoría
Y toda la casa está invadida de silencio y de luz de primavera que entra por las ventanas. Y ella manda a los niños al colegio, pero ni hay colegio, ni hay niños, ni hay ella, ni hay yo.
jueves, 4 de febrero de 2010
Cualquier día de estos
—Oye, han llamado del premio Nobel.
—¿Y qué dicen?
—Que se lo están pensando.
—¿Y qué dicen?
—Que se lo están pensando.
martes, 2 de febrero de 2010
Los pasos contados
Tan joven y tan anclada en el pasado, nena. Y yo tan viejo (no tanto) y sin un pasado al que volver de vez en cuando. Y sin embargo podríamos haber reinventado el mundo.
miércoles, 6 de enero de 2010
El mensaje
—Me acusó de haber encontrado a otra demasiado pronto, lo que me molestó mucho. Le dije: fuiste tú, fuiste tú quien desertó de las filas de nuestro amor, quien dejó nuestro pequeño ejército privado, tan mal armado para el conflicto que se avecinaba.
—Muy mal elegidas las palabras, a mí eso último me suena a que tienes el pene pequeño.
—Pero ella sabe que no es así.
—Da igual. El mensaje lo es todo.
—Muy mal elegidas las palabras, a mí eso último me suena a que tienes el pene pequeño.
—Pero ella sabe que no es así.
—Da igual. El mensaje lo es todo.
sábado, 2 de enero de 2010
Cumplidos
—Con este cuerpazo tuyo, tendrías que estar en el mundo de la moda.
—No soy lo bastante alta.
—Bueno, pues en el porno.
—No soy lo bastante alta.
—Bueno, pues en el porno.
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