viernes, 28 de noviembre de 2008

Una vida mejor

Yo creo que habríamos sido muy felices juntos, Elena. Pienso que había una vida mejor esperándonos, una con nuestros nombres escritos en la puerta. Con asientos abatibles y elevalunas eléctrico. No, espera, que eso sería un coche, no una casa. Aunque podríamos combinar las dos cosas: una autocaravana. Una vida rodante. Una vida con dirección asistida y GPS.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Señores gordos en poniente

Un bar cualquiera. Un tipo sentado en una mesa, pero no un tipo cualquiera, sino yo. Señores gordos en poniente. Un camarero que se parece a Louis de Funès. Un hombre alto que se sienta frente a mí y me dice con acento alemán que es el diablo. ¿El diablo?, pregunto yo. En efecto, responde él. A mí la verdad es que me parece lógico que Satanás sea alemán, lo que no le pegaría nada es ser italiano, que es un idioma que da menos miedo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Una chica aria

«Viva Hitler Rey», gritó la chica rubia de la primera fila. El revuelo fue considerable, claro, y todos nos quedamos mirándola mientras la sacaban los agentes de seguridad. En ese momento supe que me había enamorado. Me levanté de mi asiento y salí de la sala de conferencias. Ahí estaba, junto a la entrada, arreglándose la ropa. «¿Por qué has dicho eso?», le pregunté.
—Para provocar —contestó ella.
—Objetivo cumplido, está claro.
—Sólo a medias. Lo que esta gente tan pacata no entiende es que el nacionalsocialismo es una doctrina tan válida como cualquiera.
—Es un punto de vista bastante radical, ¿no te parece?
—Tú no serás judío, ¿verdad?
—No me consta.
—En realidad tienes más aspecto de moro.
—Piensa que soy palestino. Llévame a la cama.