Un bar cualquiera. Un tipo sentado en una mesa, pero no un tipo cualquiera, sino yo. Señores gordos en poniente. Un camarero que se parece a Louis de Funès. Un hombre alto que se sienta frente a mí y me dice con acento alemán que es el diablo. ¿El diablo?, pregunto yo. En efecto, responde él. A mí la verdad es que me parece lógico que Satanás sea alemán, lo que no le pegaría nada es ser italiano, que es un idioma que da menos miedo.
5 comentarios:
Adoro tus escritos, perdóname que no sea capaz de decir algo más inteligente, pero es que no se me ocurre nada que esté a la altura de lo que escribes. De todos modos, te seguiré leyendo bien calladita.
Gracias.
¡Este blog es una genialidad!
K,
Muy bueno,
Felicitaciones!
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