jueves, 5 de septiembre de 2013

Camarera

—¡Camarera!
—Caballero, soy azafata.
—Necesito que me sirva un whisky doble, así que la consideraré una camarera.
—Pero estamos en un avión, caballero, lo que me convierte en azafata.
—A mí me parece que eso atenta contra la igualdad de las personas.
—¿Cómo dice?
—Además, ¿qué tiene de especial ser azafata?¿En qué consiste?
—Estoy aquí para muchas cosas. Por ejemplo, para indicar las salidas de emergencia y enseñarles a utilizar el chaleco salvavidas.
—Ah, sí. Pues no me he enterado de nada antes, que no entiendo el lenguaje de signos. En cualquier caso, ¿dónde está mi whisky?
—Ya ha bebido usted bastante.
—De eso nada, señorita, que soy alcohólico. Mi médico me ha recetado un riguroso programa de dipsomanía y lo sigo a rajatabla. Sírvame rápido algo que me haga olvidar que nos desplazamos a cientos de kilómetros por hora a varios kilómetros de altura o no respondo de mis actos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mal

Javier dijo...

Es un poco lo que le pasó a Melendi, ¿no?