miércoles, 1 de julio de 2009

Historias mínimas

Cogí un tren, el último de la tarde. El día había sido agotador y la pistola me pesaba indeciblemente en el bolsillo de la chaqueta. Por eso disparé trece veces contra el revisor.

2 comentarios:

Caro dijo...

NICE :|

Javier Martínez dijo...

Sólo al revisor? Es usted buena persona...Por eso mismo y por sus textos, le linkeo desde mi blog. Invitado queda a dispararle un ojo. O tres.

Saludos!